Es una tendencia que ha llegado para quedarse y a partir de la cual se crean nuevos formatos que van más allá del negocio inmobiliario. La posibilidad de crecer y fortalecerse en espacios compartidos, los precios que se manejan y las ventajas de enfocarse en nichos de desarrollo específicos.
Barcelona cuenta desde hace años con un potente ecosistema tecnológico que refuerza su posición a nivel internacional. Entendemos el ecosistema tecnológico a nivel transversal, es decir, como una serie de elementos que han ayudado a que esto sea posible. Empezando por las escuelas de negocios, que ayudan a generar talento. Barcelona también cuenta con una comunidad de start-ups que existe desde hace más de 20 años y que tiene capacidad de generar y atraer inversiones además de generar una visión empresarial mucho más disruptiva. Todos estos factores combinados hacen que la ciudad se posicione actualmente entre las cinco primeras de Europa.
